
Todos los que somos padres sabemos cuántas veces nuestros niños se ponen malos después de solo dos días con sus pequeños amigos.
Tampoco es sorprendente: su cuerpo todavía no se ha "hecho" a las agresiones diversas de la vida. Y los niños conviven varias horas en una misma sala, sin precaución ninguna. El riesgo de contaminación cruzada es extremadamente alto.
Podemos pensar que una parte de esta contaminación se realiza a través de contacto físico, sobre el cual es complicado actuar, aparte de enseñarles a lavarse la manos frecuentemente.
Pero en realidad, los niños pasan el tiempo hablando, gritando, y echan en el aire decenas de miles de gotitas de muy pequeño tamaño que se quedan en suspensión aérea durante muchas horas. Son estas particulas ( llamadas aerosoles ) que entran en el interior de sus pulmones al respirar y propician una contaminación violenta a la cual su cuerpo de niño no sabe responder.
De hecho, varios estudios realizados en guarderías y escuelas, sin y con tratamiento del aire por tecnología Beewair, muestran que en caso de un aire tratado en las salas, el ausentismo de nuestros peques por enfermedad se reduce un 44%, nada menos!